La final de la Copa América que jugarán Brasil y Argentina el sábado en el estadio Maracaná de Río de Janeiro será con público, aunque en número muy limitado de invitados.
La Conmebol solicitó autorización para que las autoridades municipales cariocas habiliten el 10 por ciento de la capacidad del Maracaná, que tras la remodelación puede albergar hasta 78.000 espectadores.
Esta Copa América está signada por la pandemia, a diferencia de aquella en la que Brasil conquistó la corona en la anterior edición que albergó en 2019.
La emergencia sanitaria que atraviesa Brasil, con más de medio millón de muertes por Covid, no impidió que la Conmebol trasladara a ese país la disputa del torneo que originalmente debían organizar Colombia y Argentina.
AUTORIDADES CEDEN AL PEDIDO DE CONMEBOL
Las autoridades municipales de Río de Janeiro aceptaron el pedido de la Conmebol y el Maracaná tendrá un público de invitados en la final de la Copa América. La presencia de estos aficionados se limitará al 10% del aforo del estadio.
El municipio informó que la liberación se lleva a cabo de manera excepcional: la presencia de los aficionados se limitará solo al 10% de la capacidad en cada sector del estadio.
El público sentado debe respetar una distancia mínima de dos metros entre cada persona o familia. La organización del evento, Conmebol, será la responsable de realizar las pruebas de Covid-19 a todo aquel que ingrese al estadio dentro de las 48 horas previas al partido: quien dé positivo, no podrá ingresar.
El alcalde Eduardo Paes «intentó» diferenciar esta liberación de la final de la Copa Libertadores en febrero, cuando Río de Janeiro multó a la Conmebol por las aglomeraciones en el Maracaná. Paes negó haber recibido presiones de la entidad para abrir las puertas del estadio esta vez.
ARBITRAJE BAJO LA LUPA
Con tanto en juego y con los antecedentes que registra esta misma edición del torneo, muchos analistas señalan que habrá que estar muy atentos al arbitraje del uruguayo Esteban Ostojich y a lo que suceda con los encargados del VAR.
En la pasada edición, Argentina se despidió cayendo en semifinales ante Brasil en un duelo con polémico arbitraje tras lo cual el capitán Lionel Messi hizo públicas sus sospechas y apuntó contra la «corrupción» de la Conmebol.
En el posterior partido por el tercer puesto que Argentina le ganó a Chile (su verdugo en las anteriores dos ediciones), el astro del Barcelona terminó expulsado, luego de lo cual adujo que esa tarjeta roja se trató de un pase de factura por sus dichos previos.
(Vía agencias)